20/5/16

Reseña: "Gay Gigante"

Título: "Gay Gigante: Una historia sobre el miedo".
Autor: Gabriel Ebensperger.
Páginas: 284.
Editorial: Catalonia.

Un niño que se siente extraño en un mundo que le resulta adverso. Un niño que canta Yuri mientras juega con sus amigos al Festival de Viña, que le gustan las barbies y Raffaella Tutti Frutti. Un niño que va descubriendo su inadecuación con este mundo, sintiendo algo de culpa y, sobre todo, mucho susto de que su "diferencia" sea descubierta.

Quiero decir dos cosas antes de comenzar la reseña. La primera, la universidad me ha consumido por completo, entre tener evaluaciones todos los días y tener que leer para cada una de mis clases (profesores, los odio) estoy a dos pasos de considerar que tal vez no desee ese título tanto como creía (mentira, ¡denme mi cartón!) pero de todos modos he estado pensando en cosas para el blog y tengo varias reseñas pendientes que apenas tenga tiempo, subiré.
Segundo, ¿soy la única a la que no le agradan este tipo de sinopsis? Que nos plantan al protagonista a presión. La manera en que terminan, explicita demasiado lo que se espera de un lector ideal, busca darle sentido al libro antes de que comiences con él (quizá y es cosa mía, casi nunca me gustan las sinopsis).

Gay Gigante es una novela gráfica que sigue el estilo ya conocido de su autor en su página de Facebook (tiene más redes sociales, pero en lo personal no le sigo en otras). A grandes rasgos, esta historia sigue una mirada retrospectiva, debemos entenderla desde los primeros conocimientos de la niñez a la figura de un adolescente completo (tanto como un adolescente pueda estarlo). Entre los tintes de humor fácil nos retrata lo que hay detrás, es un poco intentar volver a mirar la herida (quizá de orgullo) y sacar los esqueletos del clóset. 

Quiero rescatar varios aspectos tanto positivos como negativos, y después de pensarlo un poco, mejor pasemos primero por lo malo para así avanzar a lo bueno (espero que esa filosofía de vida me acompañe por siempre).

El color. Las ilustraciones, en lugar del tradicional blanco y negro está impreso en blanco y rosado. Ahora, ¿por qué esto podría ser un punto en contra? Si bien el color es bastante bonito y la portada potente (toda rosa y con la palabra gay en gigante) logra transmitir algo, lo cierto es que existen páginas donde el color rosado no crea tan buen contraste y, si eres media ciega como yo, te costará leerlo y resultará un tanto molesto.

El hilo conductor. Los saltos de tiempo son notorios, así que dudo que no hayan estado adrede. Por decisión propia, el autor se ha saltado varios años, nos ha mostrado el punto que podría ser cúlmine. Sin embargo, agregar de la nada una viñeta que no hace sentido corta el hilo conductor, resultan de un carácter tan anecdótico que tienes dos historias, una de una serie de viñetas independientes que, a su manera, resultan cómicas y refrescantes; y otras correspondientes a la historia que nos quiere contar. Si bien me suelen gustar las historias donde, de vez en cuando el narrador se va por las ramas, porque suele darle verosimilitud a la historia, estas pequeñas escapadas suelen hilarse (de todas formas) alrededor de la temática central. En este caso, sentí más desconexión que otra cosa.

Referecias. Dios, muchas referencias. Aquí dos cosas me pesaron. Una, mi divergencia en cuanto a los gustos del autor. Dos, los trece años de diferencia entre él y yo se notaron. Un cuarto del libro son referencias, lo cual me parece un tanto exagerado, pero en este estilo de narración no suelen molestarme tanto. Pero en esta ocasión no he reconocido casi ninguna, desde antes sabía que mis gustos, musicales, de series, películas, con el autor eran más contrarias que nada, pero nunca pensé que podría dejarme marcando ocupado mientras miraba una página sin saber qué exactamente estoy viendo. Una gran cantidad de frases de canciones que si no conoces, te perdiste, pero no consigue el suficiente impulso para coartar al lector a que investigue.
En una próxima oportunidad, diría que es necesario limitar la cantidad de referencias, dejar que los personajes se expresen y redondeen por sí solos y sin el apoyo de lo previo y extra.

Ahora bien, vamos a lo positivo:

Uno de los puntos que quiero destacar es que me encanta el tipo de novela gráfica autorreferente: Sabes perfectamente a qué tipo de personajes te vas a encontrar, toda acción tiene una coherencia interna y lo cotidiano se transforma en el telón de fondo que busca hacer visibles los problemas, el nudo argumentativo.
Me gusta porque es un tipo de lectura sincera. El autor habla de lo que sabe, de lo que maneja, se sienten historias más verosímiles.

Ilustración. Me gusta cómo Gabriel Ebensperger dibuja. Así de simple. Me gusta el contraste entre el detalle del dibujo que indica también la tensión o importancia dentro del desarrollo de la trama para cada una de las viñetas. Logra una intensidad acorde a lo que cuenta.

Trama. Además del detalle del hilo conductor, considero que la trama está bien desarrollada, persigue algo y le entrega al lector sus pretensiones. Si bien no es innovadora, ni busca en sí reinventar, sí logra darse su espacio dentro de la infinidad de historias sobre personas con miedo que un día dejaron de tener miedo. 

Humor sencillo. Es así, a veces con más ingenio que otras, logra situaciones que, desde un punto de vista ingenuo resultan graciosas. No se basa en grandes ni intrincados escenarios, sino en las percepciones diarias.

Lo que me parece curioso del libro, y en esto me quiero explayar un poco, es que deja en evidencia que el problema (el miedo, la paranoia, los comentarios) no es porque sea gay. El problema es que es afeminado, que le gustan "cosas de niña". El miedo a asumir la homosexualidad, a ser gay, viene de ya "parecer" algo. Ninguno de los gustos que menciona a lo largo del libro (exceptuando el propio gusto por los hombres) da evidencias de que sea gay, sólo cae de coincidencia. Que cante canciones de Yuri, que no le guste el fútbol, que juegue con Barbies... nada de ello indica una orientación sexual. Son solo acciones vinculadas a lo femenino. Y ahí cae el problema, en ser un gay cola, en ser algo que ya pareces ser: Es en este sentido que creo que el libro logra un reflejo bastante acertado del machismo en la homofobia, del machismo en los homosexuales (en los disidentes en general, pero para no desmarcarnos de la idea del libro). No es, como le escuché a alguien, "un estereotipo bastante malo", es lo que te nos han convencido que es un estereotipo, es lo que nos señalan cuando nos muestran que está bien ser "un poquito" gay, ser un homosexual "macho".  
Y desde aquí, el libro aporta.



  3/5

Si bien debo admitir que fue un libro demasiado 'hipster' para mí, sí disfruté su lectura y la recomiendo.

7 comentarios :

  1. No tenía idea de que podría tratarse xD a un amigo se lo iban a regalar, así que se lo pediré, supongo :p Me gusta lo último, acerca de lo del estereotipo de gay. Lo masculino y lo femenino a estas alturas de la vida ya no se asocian a hombre y mujer,se eliminó esa frontera, ahora el único problema es la adaptación a ello.

    Saludos :D

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    1. Hola, Azul. Exacto, ponerle género a los juguetes, colores y ropa es ridículo, pero sigue siendo un tema en gran parte de la sociedad y me parecen interesantes todos los libros que toman de alguna manera el tema y lo moldean a modo personal (suena súper ñoño porque lo que estudio lo oriento hacia ello XD)

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  2. El tema que trata siempre me resulta interesante pero he de reconocer que este tipo de libro no es para mí, y lo del humor tampoco así que no se que me parecería.

    Besos =)

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    1. Creo que va dirigido a un público bastante específico (en cuanto al humor) así que si no te atrae tanto, no te lo recomendaría =)
      Besos y gracias por el comentario

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  3. No lo conocía así que agradezco la reseña :P

    Besos =)

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  4. Encuentro latero y muy reductivo seguir concibiendo al homosexual bajo esterotipos. Que Yuro, que las barbies, y todas esas cosas solo hablan de individuos en particular, peor no son la experiencia común ni por defecto en toda la población homosexual masculina. Soy homosexual y no escucho a Yuri, no tengo ni jugué con barbies, no tengo idea quién o qué es Raffaella Tutti Frutti, etc. Ese es el problem que veo en los chilenos, sobre todos en muchos gays en que les es casi imposible romper la caja en la que viven donde todos deben ser según ellos son. Los homosexuales vienen en todas las formas, tamaños, peso, estatura, gustos, inclinaciones, etc. No hay homogeneidad y creo que ya es hora de verlo y no hacerle el tonto ante la verdadera diversidad.

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