27/5/14

Dear Diary (6)

¡Hola, lectores! Hoy traía otra cosa, pero como ya se publicó otro personaje y ya voy atrasada decidí volver a traer este reto. Como saben, la idea es tomar el personaje que me den y hacer un día en su vida escrito en su diario. Pueden ver la entrada original AQUÍ
Hoy me toca ser...

“Hombre de 37 años tras el telón a punto de dar uno de los conciertos más importantes de su vida. El recinto está lleno, SOLD OUT”



Es ahora. Solo quince minutos y salimos a escena.
Si supieras cómo me tiemblan las manos, cómo siento mi corazón latiendo a mil por minuto y subiendo hasta querer escapar por mi garganta. El ambiente está cargado de una electricidad mágica que nos deja moviéndonos inquietos a la espera del segundo definitivo.
Los observo a todos. A Tom, que salta nervioso sobre sus pies mientras mueve sus manos en los acordes de la guitarra. A Manu mover un lápiz entre sus dedos mientras murmura en voz baja, deseando tener sus batutas aquí y ahora -probablemente para perderlas de nuevo-. A Max, que parece ser el único sereno, su mirada concentrada en el libro frente a él, igual a la que tiene cuando cierra los ojos y toca el bajo.
¿Éramos los mismos que hace veinte años nos juntábamos en el sótano de Tom? ¿Los que apenas sabían tomar un instrumento y ya tenían sueños de grandeza? ¿Era yo el que cantaba discorde? Eran apenas un recuerdo aquellas tardes, donde poco a poco nuestro sueño se fue haciendo una meta, y los chillidos se fueron convirtiendo en fuertes tonadas.
Dios, hace veinte años... apestábamos.
Pero las prácticas fueron mejorando. Las fiestas y el alcohol se limitaban cuando se trataba de nuestra música. Recordaba a mis primeras novias riéndose cuando, como Cenicienta, abandonaba cualquier lugar a la medianoche. Las mañanas de sábados eran sagradas para practicar y nunca se me ocurrió faltar a ninguna de ellas: era nuestro acuerdo tácito. Claro, tuvimos nuestros desacuerdos. Como cuando me peleé con Manu y, entre puñetazos, caímos por las escaleras y terminamos viendo los pies de una enojada señora Martínez que no nos dejó entrar hasta que nos reconciliamos. O cuando Max dejó la banda porque no quería decirle a sus padres que no el trabajo con nosotros se estaba haciendo más importante que la futura carrera universitaria. O cuando, en nuestro segundo concierto como teloneros, Tom se enfermó.
Pasamos todo eso. Cuántas veces pudimos haber desistido, tirado la toalla, pero ese hilo invisible nos unía, nos recordábamos juntos desde siempre, y ahora solo parecía que las piezas caían en su lugar. O las hacíamos encajar a golpes en los lugares que creíamos (al menos así siempre armamos puzzles nosotros).
Hace diez años, nuestro primer concierto, al menos el primero que se podía considerar grande. Las mismas emociones que ahora, la adrenalina impulsándose en las venas, las manos sudando, los labios resecos y esas ganas de lanzar un grito que retumbe a dos mil kilómetros.
El asistente nos dice que nos preparemos, que debemos estar listos. Los audífonos no pueden ocultar el sonido de cientos de fans gritando nuestros nombres. Tom le quita el libro a Max y Manu grita a mi lado que es hora, que va a ser la actuación de nuestras vidas. Es lo que cabría esperar, con nuestro primer concierto en otro país.
Espío por detrás del telón y miro la primera fila. El lugar está lleno. Los máximos críticos de música están presentes. Y la emoción es expulsada de esos cuerpos juntos que están aquí por nosotros. Para escucharnos.
Cuenta regresiva. Relamo mis labios y, como siempre, Tom da una voltereta de buena suerte que pone a los técnicos histéricos.
Me voy. Porque necesito este momento. Porque este es EL concierto que llevamos esperando. Porque existe esa sensación increíble de explotar de los nervios en medio del escenario, donde toda es emoción y tu propio sudor tiene una esencia a energía.
Porque esta noche volveré a escuchar mi voz coreada por todo este recinto de entradas vendidas. Y este, es mi grito de inicio.

Espero que les haya gustado. Voy corriendo, así que ni siquiera pude darle una releída, aún así, espero que las emociones hayan quedado bien, y que todos ustedes sientan que están por salir a escena.


6 comentarios :

  1. A mí me ha gustado mucho :) Siempre me gustan tus escritos y este no es la excepción.
    Cuídate, saludos

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    1. ¡Muchas gracias, Matt! Me alegra que te haya gustado lo que escribí, siempre me gusta escuchar eso de la gente que me lee :3
      Besos y gracias por el comentario

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  2. Dios, hace veinte años... apestábamos.
    ESO resume lo que creo es un músico. Me gustó tu relato, besos

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    1. ¡Gracias! Es muy tierno lo que dices, y me alegra que te gustara la frase que escribí.
      Besos y gracias por el comentario

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  3. ¡Me ha encantado, mujer! Te lo digo, eres buena escribiendo. Algún día podrías hacerlo de forma profesional :)

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    1. ¡Gracias! En realidad, no saben cuánto me alegra que les guste =)
      Besos y gracias, Clap

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