¡Hola, lectores! Espero que estén bien. Yo, por mi parte, disfruté de unas merecidas vacaciones y ahora me toca volver a aterrizar en la universidad, lo cual tampoco es malo.
¿Alguna vez han sentido mientras lees que las palabras llegan en el momento justo que necesitabas leerlas? Eso es justamente lo que me ha pasado con Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo, primera novela que leo del escritor Benjamin Alire Sáez y que reseñaré en breve.
Aquí les dejo con las frases que lograron tocar un punto especial en las fibras de mi corazón y me erizaron el vello de los brazos cuando las leí por primera vez:
Una noche de verano me quedé dormido con la esperanza de que el mundo sería otro cuando despertara.
Aristóteles, página 15.
Dante se volvió un misterio más en un universo lleno de misterios.
Aristóteles, página 27.
Mientras Dante me miraba buscar en el cielo por el lente del telescopio, murmuró:
—Algún día descubriré todos los secretos del universo.
Eso me hizo sonreír.
—¿Qué vas a hacer con todos esos secretos, Dante?
—Yo sabré qué hacer con ellos —dijo—. Quizá cambiar el mundo.
Le creí.
Aristóteles y Dante, página 48.
—Tenemos que saber la distancia exacta —dijo.
—¿Por qué?
—Porque cuando haces algo, tienes que saber exactamente lo que estás haciendo.
—Nadie sabe exactamente lo que está haciendo —dije.
Aristóteles y Dante, página 52.
—¿Y por qué existen pájaros, para el caso?
Me miró.
—¿No lo sabes?
—Supongo que no lo sé.
—Los pájaros existen para enseñarnos cosas sobre el cielo.
Aristóteles y Dante, página 58.
Creo que si Dante de verdad me conociera, no le agradaría.
Aristóteles, página 96.
Mi mamá y mi papá estaban tomados de la mano. Me pregunté cómo era eso, tomarse de la mano de alguien. Apuesto a que a veces podías encontrar todos los misterios del universo en la mano de alguien.
Aristóteles, página 133.
Si quiero escribirte, entonces te escribiré. Y si tú no quieres escribir, no lo tienes que hacer. Tienes que ser lo que eres. Y yo tengo que ser lo que soy.
Dante, página 173.
No creo que fuera su intención que me pesara. Pero el amor siempre fue algo pesado para mí. Algo que tenía que cargar.
Aristóteles, página 224.
Otro secreto del universo: a veces el dolor era como una tormenta que venía de la nada. La mañana más despejada de verano podía terminar en un aguacero. Podía terminar con rayos y truenos.
Aristóteles, página 239.
No sabía que iba a hacer las cosas que hice. No es que tuviera un plan. No es que estuviera pensando de verdad. A veces haces cosas y las haces no porque estés pensando, sino porque estás sintiendo. Porque estás sintiendo demasiado. Y no siempre puedes controlar las cosas que haces cuando sientes demasiado. Quizá la diferencia entre ser un chico y ser un hombre es que los chicos no podían controlar las cosas horribles que a veces sentían. Y los hombres, sí. Esa tarde sólo fui un chico. Ni me acerqué a ser un hombre.
Aristóteles, página 283.
—No juegues conmigo, Ari.
—No lo estoy haciendo.
Lo tomé de los hombros. Lo miré. Y él me miró.
—Dijiste que yo no le tenía miedo a nada. No es cierto. Tú. A eso le tengo miedo. Te tengo miedo a ti, Dante.
Aristóteles y Dante, página 327.
Existen historias de amor que se entienden sólo con las palabras que se pronuncian, ¿no?
*-* frases preciosas.... tengo este libro pendiente ^^ y ahora tengo más ganas de leerlo xD
ResponderEliminarSaludos!
Las frases de todo el libro me encantaron... Fue difícil escoger sólo algunas para poner en esta entrada. Espero que lo leas pronto...
EliminarBesos